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"Los cuentos rurales sobre males y monstruos son comunes; y te guste o no, son espeluznantes. 'Caminante, Caminante: La Leyenda del Huay Chivo' de Luis Quijano es un relato ambientado en el Yucatán rural, poniendo a prueba la solidez de un cuento local. El contenido espeluznante de la película se intensifica con una advertencia dramática al comienzo de la película: el caminante debe tener cuidado a dónde va después de la medianoche, ya que el mal puede sobrevenirle.
Al igual que en cualquier otra película de terror, la protagonista, Laura (interpretada por Lili Gorett), es escéptica. En la ciudad para remediar la situación (es misionera), Laura desestima la posibilidad de la existencia de El Huay Chivo (interpretado por Julián Cavett). Al comienzo de la película, Doña Emma (Gloria Sandoval), quien ha estado albergando y alimentando a Laura, la reprende por decir una oración, argumentando que es la razón del renovado peligro del monstruo. Claramente, ella no está convencida ni asustada.
También está la amiga asustada cliché que cree en todo, Mónica, interpretada por Patricia Olvera, quien no puede evitar creer en la posibilidad de la verdad de la historia y advierte a Laura contra toda la valentía y escepticismo que ella muestra ante los lugareños en contra de esta leyenda del monstruo. A medida que avanza la noche, es rechazada por más lugareños por el mal que aparentemente despertó. Después de una desagradable interacción con uno de ellos, Laura, nuevamente en contra del consejo de su amiga, decide abandonar la ciudad para siempre. Se adentra en el bosque en medio de la noche, de todas las cosas. La desgracia les sobreviene, para sorpresa de todos menos de ella. La cinematografía de Andrii Lantukh no logra extraer el potencial de al menos una buena escena, aunque la queja pronto se calma con un impactante primer plano de dos tomas de Laura y el monstruo. Quijano hace un buen uso del diseño de sonido para jugar con tus sentidos durante el clímax de la película. Mientras que el resto de la película puede ser algo deslucido en términos de miedo, el clímax se mantiene gracias a sus visuales inusuales y la forma en que se desarrolla.
La película de 9 minutos y 48 segundos de Luis Quijano entrega un mensaje contundente sobre el poder de la mente y la valentía, aunque hay una cierta ironía (pero tal vez no tan alejada de la realidad) en ver a una cristiana devota desacreditando la idea misma de un monstruo."